Y ahora como olvido, como saco de mí ser tantos recuerdos gratos y non gratos. Decirle a mi cerebro que no piense en ella, se ha hecho una práctica diaria que aun veo imposible, al igual que sentir dolor unos segundos después de ya, haberte quemado. Como olvidar ese beso, esa caricia en mi rostro o simplemente ese brazo encima de mi pecho al dormir que en ocasiones lograba ser una molestia, y hoy como lo he de olvidar. Como olvidar esa noche desastrosa que logro ser un gran momento jocoso tiempo después. ¿Cómo?
Tome la decisión de deshacerme de todos sus recuerdos de todo aquello que me hiciera recordar. Hasta de esa canción, esa que tanto nos gustaba o esa que dice exactamente lo que siento, me deshice pero a la emisora radial se le ocurre la grandiosa idea de ponerla y trato de obviarla, aunque la vecina la ponga o el vehículo del lado la suba más. Pero
ahí está esa bendita cosa que no puedo obviar y menos deshacer, y que tantos recuerdos me trae, LA LUNA. Esa masa brillante, majestuosa, y en ocasiones gigante. La misma que me acompaño esa noche donde la sombra del planeta la cobijo, logrando ponerla obscura a lo que le llamamos eclipse. La misma que estuvo ahí mirándonos a orillas del mar, la cual me acompaño esas noches cuando me sentía solo, estando tan bien acompañado. Ella que lograba ser mi confidente escuchando mis quejas y alegrías, y el próximo día estaba allí, brillando para mí. Que lograba comparar ese esplendor con mi amor, pero cuando este dejo de brillar ahí estaba ella brillando para mí.

Como humano se, que la luna del cielo no puedo quitar. Y me pregunto si este recuerdo podre borrar, y más aun si de ti me podre olvidar.